viernes, 23 de julio de 2010

¡Llévatelo a casa!

-Míralo, qué mono es..! y cómo le gusta saltar, revolotear..! Se le ve tan feliz..

-¿Desde cuándo lo tienes?

-Ayer pasé por la tienda por casualidad y noté como algo me observaba. Ya sabes, esa sensación de sentirte vigilado.. y pedido. Me miraba através del espejo con una expresión entre sorpresa e ilusión fugaz. Lo observé durante un ratito y empezó a llamar mi atención de un modo muy curioso. Dando saltos y cambiando su actitud radicalmente. Entonces pensé que sería interesante obsequiármelo. Sé que le cogeré cariño. E incluso ya, ya puedo decir que se lo guardo, aunque haya sido todo tan rápido.

-Lo malo será cuando tengas que gastar tu dinero en él, en vacunas, caprichos, comidas.. también tendrás que recoger sus pises y sus cacas. Por no hablar de todo el ruido que hará, y de todas esas veces que tendrás que castigarlo cuando se porte mal.

-Ya bueno, eso será parte de la aventura. Puedo decir que intentaré ser justa con él y concederle algo de márgen permisivo, sabes?. Creo que estará bien.


Mientras intentaba echarse la siesta, sentía posados en él una pequeña multitud de ojos enjuiciantes, pero decidió ignorar esta información, no hacer ningún malabarismo que les asombrase y les hiciera pensar que habían acertado en su elección y, sin más, continuó con su intento de apagarse durante un momento. Era lo más inteligente.
Ellas lo miraban y pensaban dentro, muy dentro de sus tiernas mentes, que todo sería muy distinto si ese suave humano supiese ladrar.
Tuvieron que conformarse con tener algo que domesticar.