domingo, 16 de mayo de 2010

Tabiques fuera.

..Y por culpa del desamor me echaré a la bebida y a la masturbación holocáustica, de esa que me hará perder todas mis huellas dactilares de forma caótica.
Donaré mis huesos a la perrera más cercana,
para al menos aprovechar el calcio, y hacer con ellos lo que sea al márgen de la desgana.
Plantaré geranios en macetas junto a ortigas, y te regalaré cada primavera una de cada, para que luego no digas!
También me inventaré cada vez que pueda alguna orden de derribo,
y me pondré a destruir tabiques sin tan siquiera previo aviso.
Allí, construiré un hotel y una sala de juegos en tu honor,
para no echar de menos tus vicios,
para perderlo todo en el momento en el que todo vaya mejor,
para seguir alimentando los míos
y para no aburrirme nunca de no saber decir que no.
Me tiraré desde un quinto piso,
y cuando me haya dado la hostia, ya sabes,
te llamo por telefóno y te lo digo.
Te diré de quedar contigo,
que ya las cosas no son lo mismo,
es inconcecible que esto no lo hagan dos amigos,
y te haré pensar que todo esto, en realidad, forma parte del civismo.
Cuando acabe, volveré a buscar a las gruas derribantes,
la bebida,
y volveré centrarme en el porno, tal y como lo haría antes.
La verdad, así tampoco se vive tan mal,
ya me acostumbraré,
ya te acostumbrarás.
Cambiaré de aires, comeré perdices, pasaré hambre, tendré lombrices,
moriré de cáncer, pillaré la sífilis, mataré a dos pajáros con el mismo rifle.
visitaré al médico, iré al gimnasio, consumiré laxantes, recobraré el calcio;
y cuando todo esto haya mejorado,
Es decir,
cuando todo esto haya acabado,
asumiré gustosamente que todo esto tiene otro color,
otro tono de marrón,
también tendrá otro olor
un poco distinto a descomposición.
Para entonces yo diré:
¡que siga, que siga, que siga siendo en ese lugar y en distinta coordenada!
pero que sea otra, otro, otra, otro,
otra cosa, otro sitio,
otra orilla,
otro simio!
que por nada todo siga siendo lo mismo,
y que haya por el mundo millones de enfermedades de transmisión sexual,
millones de gripes con las que me he de contagiar,
y por supuesto, millones de vicios
y tabiques desconocidos
contra los que atacar por la retaguardia
sin anunciar mis más queridos derribos.





Con especial dedicación a De Cara al lavabo.
(: